miércoles, 21 de diciembre de 2011

Tyto alba (Lechuza)


Taxonomia
Filo: Chordata
Subfilo: Vertebrata
Infrafilo: Gnathostomata
Clase: Aves
Subclase: Passerae
Superorden: Strigimorphae
Orden: Strigiformes
Suborden: Strigi
Superfamilia: Tytonoidea
Familia: Tytonidae
Genero: Tyto
Especie: T. alba
Nombre binomial: Tyto alba
Nombre comun: Lechuza

Esta rapaz nocturna presenta una moteada coloración pajizo cenicienta que combina con tonalidades blancas, especialmente visibles en la zona  ventral y en el reverso alar. En la cara se dibuja una a modo de máscara de color blanco, sobre la que destaca el oscuro de los ojos y el pico marfileño.
Aunque la longitud del cuerpo apenas alcanza los treinta y cinco centímetros, la envergadura está cercana al metro. El peso ronda los cuatrocientos gramos. Apenas hay dimorfismo sexual, aunque las hembras son algo más grandes que los machos.
De costumbres crepusculares y nocturnas la lechuza está dotada de un finísimo oído y de una extraordinaria agudeza visual, sentidos ambos que la convierten en una rapaz con excelente capacidad para la caza.
No rehuye la proximidad del hombre. Muy al contrario, se sirve de las construcciones humanas para fabricar el nido. Así, no es infrecuente verla instalada en las torres de las iglesias, viviendas abandonadas, pajares, etc. Los huecos de algunos troncos de árbol y las oquedades en las rocas también son buenos refugios para estas criaturas.

Se alimenta de pequeños roedores, otras aves, etc. Tras tragarse entera a la presa, el aparato digestivo se ocupa de separar las partes no digeribles, como huesos o pelos, que son regurgitados horas después en forma de una pequeña bola llamada egagrópila.
Con la llegada de la primavera se inicia el ciclo reproductivo y la primera puesta; la segunda se materializa al final del verano o principio del otoño. Normalmente, cada puesta está constituida por un máximo de seis huevos, que deposita en el suelo de su refugio.
Es un animal útil para los campesinos, ya que la presión que ejerce sobre los roedores, asegura que estos no terminen convirtiéndose en una plaga. Pues bien, a pesar de los servicios qeu le presta al hombre, sus hábitos nocturnos y el sonido que emiten, que pudiera confundirse con el llanto de un niño, la convirtieron en el pasado en ave de mal agüero, compañera de brujas y ocultistas.

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